Sinopsis
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Crítica
Patrick Rothfuss
nos ha sentado en la posada de la Piedra Guía convirtiéndonos en ansioso campesinos
que esperan impacientes nuevas historias de Kvothe el Asesino de Reyes. Y esto
es bueno y es malo.
Es bueno porque en este segunda día del
relato de las aventuras del Edena Ruh, acudimos a la taberna, nos sentamos en
la mesa con Bast y el Cronista y escuchamos al posadero pelirrojo desgranar
poco a poco los sucesos que le han llevado hasta aquí. Mientras tanto, comemos su tarta de manzana y
bebemos su sidra, hasta este punto ha conseguido el autor introducirnos en la
narración. Podemos imaginar sin mucha dificultad el olor y el calor de la
chimenea y escuchar como la pluma rasga el papel mientras el Cronista va
encerrando en él las palabras de Kvothe.
Volvemos a encontrarnos en la
Universidad donde el protagonista sigue intentando continuar sus estudios como
Arcanista y profundizar en la búsqueda de los Chandrian para vengar el brutal
asesinato de su familia. Y sigue persiguiendo a Denna (y a su misterioso
mecenas), que se escabulle de Imre continuamente pero que no deja de rondar
jamás los pensamientos de Kvothe. Para él, ella es música. Y teniendo en cuenta
que es un Edena Ruh, la música es como la sangre en sus venas. Quiero resaltar
también la bella delicadeza de los diálogos que mantiene con Auri, la chica que
habita los tejados de la Universidad y la Subrealidad. Cada conversación entre
ellos es poesía sin rima pero cargada de sentimientos.
Desde luego, Ambrose no ha dejado de
zancadillear la ya difícil vida del protagonista. Con su mezquindad habitual y
como siempre trabajando desde las sombras, será capaz de hacerle mucho daño.
Por circunstancias que creo que es
mejor que descubráis vosotros mismos,
este libro amplía notablemente el escenario del anterior. Viajaremos hasta Severen,
donde Kvothe, como en las todas las buenas historias, le hará tres favores al
maer Alveron, un personaje tan noble y rico como el mismísimo rey. Uno de estos
favores nos mostrará algo que el pelirrojo dice en su propia descripción “He
robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la
noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la
Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He
recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera
de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que
hacen llorar a los bardos. Quizá hayas oído hablar de mí.” Pero además
vamos a descubrir a los Amere, un extraño pueblo guerrero que sigue el Lethani.
¿Qué es Lethani? Si fuese capaz de decirlo que directamente podría enfrentarme
al Árbol espada y vestir el rojo. Creo que una comparación aceptable sería el
Bushido de los samuráis japoneses. Lethani no es el camino a seguir, es lo que
nos ayuda a elegir el camino.
Después de estas aventuras, se puede
decir que por fin la leyenda de Kvothe el Sin Sangre, el Arcano, el Asesino de
Reyes, empieza tímidamente a formarse.
Mientras tanto, a nuestro alrededor, en
la mesa que compartimos con el Cronista y el fata, las cosas se van
complicando. En palabras del propio Bast “el mundo está en llamas”. Sólo ha
transcurrido un día, pero la noche cada vez es más larga y oscura.
Como he señalado al principio de la
reseña, Patrick Rothfuss nos ha embelesado y llena nuestra mente de bellas
historias y canciones. El lado negativo de eso es que parece que la historia
principal, lo que yo considero la razón de ser de Kvothe, no termina de
arrancar. Nos pone la miel en los labios y nos muestra mundos maravillosos,
pero igual lectores menos pacientes pueden pensar que está tardando demasiado
en darnos información importante.
Y también es posible que en ocasiones
Kvothe sea demasiado. Demasiado listo, demasiado carismático, demasiado hábil,
demasiado poderos. Da igual que peligro se interponga en su camino, que él será
capaz de sortearlo. Y en algunas ocasiones puede parecer excesivo, pues en el
fondo no deja de ser un huérfano de quince años.
Pero pese a esto, creo que no puedo
negar que he leído con total entrega cada capítulo, pasando cada página ansiosa
por descubrir cómo el autor me iba a sorprender. ¿Qué puedo decir? Es un libro
totalmente adictivo, maravillosamente escrito y totalmente recomendable.
Ahora me quedo en la posada, esperando
a que la troupé itinerante que será el próximo volumen de la historia de
Kvothe, se despliegue ante mi mostrando el increíble espectáculo que Rothfuss
es capaz de montar.
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